viernes, 22 de julio de 2016

CAPÍTULO 21. HUMOR DE BEBÉ

"La risa es, por definición, saludable."

Doris Lessing

Dos meses y medio después de venir al mundo las supernenas siguen progresando adecuadamente, aunque como fueron prematuras hay que restar un mes a su desarrollo. En realidad es como si tuvieran un mes y medio y me han dicho que debo corregir la fecha más o menos durante los primeros dos años.

Por eso es demasiado pronto para que hagan gorgoritos, sonrían o me lancen al menos una sonrisa. 

Y eso que ya he puesto en práctica todo lo que se me ha ocurrido para que suelten una carcajada:

1. Mover sus manitas y sus brazos de forma hilarante:


2. Ponerlas al teléfono cuando llama mi madre:


3. Darme leches bailando:


4. Darme leches haciendo labores domésticas:


5. Darle leches a terceros:


6. Prepararles fiestas sorpresa:


7. Hacerles cosquillas:


8. Darle más leches a terceros:


Quizá el problema es que no les mola el humor físico. Voy a esperar unos días y si sigo sin obtener resultados empezaré a probar con historias más elaboradas:


domingo, 3 de julio de 2016

CAPÍTULO 20. GORRITOS EXISTENCIALES

"En cierto momento de la vida se desea un hijo. Quizá para morir un poco menos cuando se muere."

Françoise Sagan

Cuando tienes hijos entiendes un poco más lo que es la vida.
Creo que la primera cosa que me enseñaron en el colegio es que todos los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Si os fijáis veréis que después de reproducirse no ocurre nada de valor en este ciclo y aunque suene simplista algunas criaturas lo llevan a rajatabla. 

El mejor ejemplo que se me ocurre es el de los salmones, que tras desovar mueren de forma inmediata. Ahí es donde se demuestra que el único objetivo de su vida es perpetuar la especie y una vez cumplida esta misión la existencia del pececillo no tiene ya sentido.

Por suerte los seres humanos hemos evolucionado más allá de los fines meramente biológicos y cualquier persona puede realizarse de mil maneras y llevar una vida totalmente satisfactoria sin descendencia.

Pero como digo, cuando tienes hijos entiendes mejor a los salmones. 
Olvidémonos de los hijos por un momento. Pensemos en nosotros como individuos. ¿Cuál es el mayor miedo del ser humano?. Pues después del temor a que Jesulín de Ubrique saque otro disco el mayor miedo es la muerte.

La ciencia nos ha prolongado la vida de forma extraordinaria, pero morirse sigue siendo inevitable. La naturaleza quiere que muramos, pero no quiere que desaparezcamos, de modo que lo más parecido a la inmortalidad es tener hijos.

Los genes al final son información y al reproducirnos hacemos una copia de seguridad de nosotros mismos a través de otro ser. Un miniyo. Es cierto que para llevar a cabo el proceso nuestros datos se mezclan con los de otro señor o señora, digamos que es la forma que tiene la naturaleza de matar dos pájaros de un tiro.

Mucha gente anhela poder descargar sus pensamientos, su personalidad, su alma, en un ordenador y así vivir eternamente (es una frikada, pero hay gente intentándolo de verdad). Pues tener hijos es parecido, sólo que en este caso el ordenador se caga encima al principio.

Naturalmente todas estas ideas las puede entender cualquiera sin prole, sobre todo si pensáis en vuestro padres. Hacerlo a la inversa es siempre más complicado, porque todos, especialmente de jóvenes, nos negamos a aceptar que nos parecemos a nuestros padres, pero es inevitable. Está en los genes.

Al final todo se resumen en aquella escena de "El rey león" en la que Rafiki le dice a Simba que su padre no ha muerto, porque sigue vivo dentro de él.

Un día yo también desapareceré, tal vez en una estampida de ñus, tal vez no. Pero no me iré totalmente de este mundo, porque me he reproducido (de hecho me he multiplicado).

Creo que por eso todos los animales estamos programados, sino para amar, al menos sí para proteger a nuestra descendencia. Olvidaos de la supervivencia de la especie. Un conejo no sabe cuántos conejos hay en el mundo, si sus crías son las últimas del planeta o si hay tantas que por su culpa desaparecerá la Tierra. Y se la pela. Luchará por sus crías porque todos nos queremos a nosotros mismos y nuestros hijos no son más que versiones nuestras en miniatura.

¿Y a qué viene todo este rollo?. Bueno, tener hijos te aflora la vena existencialista, pero no es eso. Este post es una manera de justificarme.

Porque cualquiera que vea a mis hijas con los gorritos veraniegos que llevan puede pensar que no las quiero. Pero como he explicado, estamos programados para querer a nuestros hijos, está probado científicamente.

Además, está haciendo mucho calor, así que hay que protegerlas a toda costa, aunque parezcan tres mini domingueras.

La maternidad es como caminar sobre hielo.
A veces hay que dejar la dignidad a un lado
 en pos de la supervivencia